Microcuentos
Santiago Berriex
Chertin.
Comisión 05. Prof. Santiago Castellano.
Microcuentos.
Primera escritura.
Título: Microcuentos.
1)
Eligiendo
una imagen potente o significativa del cuento y conta un cuento que desarrolle
la misma:
Otra vez me parece que no se me va a
dar, ya es el décimo partido seguido en el que el técnico no me deja entrar ni
cinco minutos. Se que el plantel de Boca es largo y que está bien sin mí, por
lo que mi miedo es que me terminen dando a préstamo a algún equipo de segundo
orden y, el DT otra vez no me da la oportunidad de demostrar.
Ya estaba resignado en el momento donde
me llama el técnico que, con su gesto de mandarme a calentar, me está diciendo
que hoy me toca debutar en Boca, en la Bombonera, con toda la gente alentando.
No hay palabras que describan la sensación que tengo. En la entrada en calor me
tiemblan las piernas, el partido es intrascendente, fecha 10 del torneo local
contra un equipo de mitad de tabla, pero, para mi es la final del mundo.
Quedan veinte minutos cuando el ayudante
del DT me mira para decirme que voy a cumplir ese sueño. Ese que tengo desde
que nací, ese objetivo que tienen todos los que sienten el futbol como yo que
es jugar en el club de tus amores.
Nunca me voy a olvidar que en ese
instante cuando el árbitro frena el partido y me permite ingresar era la
persona con más nervios del país, por no decir del mundo. Pero ya no importaba
nada, estaba cumpliendo ese sueño y tocar esa primera pelota fue mágico.
2)
Elegir
un objeto que aparezca en el sueño y escribir otro microcuento donde ese objeto
haya desaparecido o desaparezca misteriosamente.
Era el partido del finde en el barrio,
ese en el que jugábamos por la coca. Es decir que era una nuestra final del
mundo que se iba repitiendo cada semana. Este partido en especial estaba
trabadísimo, ningún equipo podía sacar ventaja y cada gol era empatado rápidamente
por el contrario. Ya iba una hora de empates cuando se decidió finalmente jugar
al famoso gol-gana.
Automáticamente los dos equipos sacaron
energías vaya a saber de dónde y, si el partido de por sí se sentía como una
final, para ese momento ya era una guerra. Después de un largo periodo de
pelotazos intrascendentes, uno de los jugadores se fue mano a mano para el gol
tras un contraataque.
Era el gol de la gloria, para ganar uno
de los partidos más difíciles de la historia del potrero. Entro al área, se
preparó para abrir el pie, pero al momento de rematar algo lo detuvo, la pelota
había desaparecido. Todos se quedaron quietos, sin comprender que pasaba.
Hasta que uno
señalo al cielo con sus manos. Estaba ahí, era la pelota suspendida entre las
nubes girando lentamente, como si esa jugada hubiera ascendido a otro plano.
Nadie dijo nada y todos se quedaron mirando, entendiendo que ese partido se
convertiría en leyenda.
3) Buscar
qué sensación le produce el sueño y escribir un microcuento en el que el
personaje protagonista entre en un lugar nuevo y experimente esa misma
sensación a partir de lo que ve.
El ascensor frenó en el último piso de
unos de los edificios más importantes del país, aquel donde funcionaban las
oficinas de la empresa más grande de tecnología en el mundo. Llevaba conmigo el
bolso con el trabajo de mi vida, ese que había comenzado con 18 años y que,
pasada una década, estaba dando resultados.
Me recibió una de las jefas que me
mostró hacia donde debía dirigirme. Tragué saliva, acomodé mi carpeta bajo mi
brazo y caminé hacia la gran puerta de vidrio que separaba el lobby de la sala
de reuniones. Había soñado con este momento desde que comencé a programar, a
los catorce años.
Aquella caminata desde el ascensor hacia
la sala fue eterna, las piernas me temblaban como si fuesen a derrumbarse.
Empuje la puerta y el murmullo generalizado se silenció de repente, finalmente
yo estaba allí, frente a los empresarios más importantes del mundo a punto de
exponer mi trabajo. Me detuve unos segundos, como para contemplar aquel suceso,
para entender lo que estaba pasando, pero dándome cuenta de que jamás podré
asimilarlo. Finalmente, después de ese breve silencio, comencé a explicar y, al
instante supe que ese era mi lugar.
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